Empecé a teñir en 2011 mientras estudiaba diseño textil. Fui a un taller de descubrimiento de un día y entonces supe que era una técnica que quería explorar. Después, practiqué en mi cocina durante 2 años antes de formarme profesionalmente y crear un taller totalmente equipado.

A menudo digo que una buena cazuela es esencial. Es una técnica que no requiere un equipamiento complejo. Los talleres de teñido se parecen mucho a una cocina: ollas, coladores, cucharas de madera, etcétera. También me gusta trabajar con tejidos bonitos como la seda, la lana y el lino. Son mis fibras favoritas.

Me inspiran muchas cosas diferentes, como la música, las artes visuales y la naturaleza. Me gusta mucho el arte, sobre todo las formas expresionistas y un poco extrañas.

Sin duda, la rubia es mi planta favorita. Me encantan todos los tonos que se pueden conseguir con ella, desde el rosa empolvado hasta el rojo ladrillo. Es una planta compleja y vibrante, con multitud de moléculas colorantes y una larga historia de uso como tinte. Me gusta la idea de perpetuar una verdadera tradición textil utilizándola. El rojo Adrianópolis es un color histórico, es un rojo muy vivo hecho de rubia y es el color emblemático de la ciudad de Mulhouse.

Mis piezas favoritas son los cuadros o pañuelos de seda. Los veo como grandes páginas en blanco en las que soy libre de expresarme.

Supe muy pronto que quería tener un estudio y trabajar como artista. Hace 10 años que monté mi taller y no me veía haciendo otra cosa. Había demasiada investigación sobre el color vegetal al que quería dedicarme. Ser artesano significa gestionarlo todo de la A a la Z, nunca te aburres ya que siempre hay cosas diferentes que hacer y explorar. Trabajar con las manos tiene un aspecto meditativo que me gusta mucho. También es un trabajo solitario, que también me gusta.

Me formé en la asociación Couleur Garance, en el sur de Francia, con Michel García. Él me dio el gusto por esta técnica y su gran potencial y después de mi primer entrenamiento con él ¡me enganché!

Me encanta el color verde, un color bastante difícil de conseguir con tintes vegetales. Recientemente, he estado trabajando en la creación de negro a partir de tintes naturales, se pueden utilizar diferentes plantas para crear tonos muy interesantes de negro.

Es más complicado fijar los tintes en fibras celulósicas como el algodón y el lino, requiere más pasos y más tiempo. La lana y la seda mantienen mejor el color. En cuanto a las plantas, algunos tintes son más fáciles de extraer que otros. La tintura natural en su conjunto no es complicada, sólo requiere seguir diferentes pasos como tener una buena receta de mordiente (un mordiente es una sustancia que se utiliza para fijar un tinte haciéndolo insoluble) adaptada a la fibra elegida y una extracción rigurosa de la planta para obtener un baño de tinte.

Recomiendo ser metódico. Empezar probando en una pequeña cantidad de la fibra o tejido elegido para familiarizarse con el tinte y luego pasar a un proyecto más grande. Existen varios libros con recetas muy útiles. También hay que comprar o reunir ingredientes de calidad y preparar bien las madejas de hilo.

Sí, se pueden conseguir colores vivos. A menudo tenemos la imagen del tinte natural de que sólo crea tonos pastel, pero también podemos crear tonos muy intensos. Para ello, hay que utilizar plantas tintóreas de calidad y en grandes cantidades. A excepción de ciertas plantas, que son muy concentradas en tinte, hay que calcular una relación planta/peso del tejido que se va a teñir. Otro error de principiante es creer que se puede crear una tintura con cualquier planta o vegetal. Las plantas se eligen en función de su reconocida calidad tintórea y, preferiblemente, de sus atributos de solidez del color. Por lo general, no se puede hacer una tintura perenne con remolacha, ya que no es una planta que contenga un tinte fuerte y de color sólido.

No podemos generalizar porque cada fibra textil y cada planta funcionan de forma diferente, pero se tardan varias horas en hacer el mordentado, el teñido y el aclarado.

Es esta forma de alquimia entre materiales. Extraemos un color que a menudo está oculto en una planta para fijarlo en un tejido. Me fascina el proceso, que a menudo me interesa más que el resultado. Es una técnica que responde a cuestiones sociales muy actuales, sobre todo en materia de ecología. Por eso el tinte vegetal ha experimentado un verdadero resurgimiento de interés en los últimos años, cuando casi había desaparecido. Está naciendo una nueva generación de tintoreros y usuarios del tinte vegetal. Debemos intercambiar toda la información y los conocimientos posibles para seguir apoyando y desarrollando esta magnífica práctica del teñido artesanal con tintes naturales.